Vamos a hablar de una situación que muchas veces navegando en velero de crucero nos podemos encontrar, tanto en una salida costera como en una travesía.
Y no hablamos de encuentros con orcas, sino de la situación que notas mucha presión en la rueda (o caña) para mantener un rumbo.
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Podemos decir que tener presión en el timón es cuando el timón cuesta de mantener en un rumbo determinado, se pone muy duro y notamos mucha resistencia para maniobrar a sotavento, algo que puede ser necesario para mantener un rumbo al tener que corregir la continua tendencia a orzar por el fuerte viento o las rachas, o la mala posición vélica.
Problemas que genera navegar con presión en el timón
Cuando tenemos presión en caña, e intentas caer a sotavento vas a notar mucha resistencia y tendrás que hacer fuerza significativa para mantener el rumbo.
En esta situación, todo son inconvenientes, que podríamos resumir en tres puntos:
Navegación pesada
No sólo nos requiere más esfuerzo físico, si no también, nos exige mayor carga mental, generando una tensión que puede ser muy agotadora e, incluso, insostenible.
Navegación incómoda
Seguramente el barco navegará muy escorado, incluso más de su escora óptima; y con mucha escora y con ola, el barco se vuelve muy inestable. Como resultado, tienes que estar constantemente trincado (agarrado).
Navegación peligrosa
Con esta dificultad para corregir el rumbo, el barco puede llegar a aproarse y virar involuntariamente. Aunque una virada involuntaria en una navegación costera con 10 nudos de viento puede ser hasta divertida gestionarla, cuando hay viento significativo será una situación de estrés importante.
La virada involuntaria es cambiar de bordo de forma repentina, es decir, el viento nos entrará de golpe por la otra amura. Se cambiará la escora repentinamente de una banda a otra, se generará una gran inestabilidad, pudiendo provocar golpes, fracturas, caídas al agua, y un gran sin fin de malas consecuencias.
Si estás en travesía, por ejemplo, hacia las islas, seguramente te quedarán muchas horas de navegación, y, está claro, que navegar en estas condiciones puede convertirlo en una mala experiencia.
Errores comunes para gestionar la presión en el timón
Ante esta situación, podemos llegar a una conclusión errónea sobre el motivo que genera la alta presión en el timón que notamos.
Algunos pensamientos erróneos:
- ¡Qué difícil están las condiciones del viento! Se le echa la culpa al viento, no asumiendo responsabilidad como patrón. Es una consecuencia natural de un viento fuerte.
- El barco lo gestiona quien lleva el timón. Tiene que haber alguien que sepa llevar muy bien el timón.
- Este barco no aguanta tanto viento. Apuntar al “shape” del barco, a su tipo de orza, al diseño de la jarcia o a las velas que lleva como responsable que la navegación sea tan dura.
- Algo falla en el timón, puede haber algún fallo o alguna rotura de engranaje.
Estos pensamientos, pueden llevar a que tomemos la decisión de realizar alguna acción para corregirlo, que, evidentemente, también será errónea.
Algunas acciones erróneas que se pueden realizar para corregir la situación:
- Hay que cazar más las escotas. Esta acción agravará más la situación porque se le dará más presión a las velas.
- Cargar más peso en sotavento para disminuir la escora, pero moviendo la tripulación de banda en la bañera, en vez de en el través.
- Arriar velas, porque no se puede navegar a vela en esas condiciones.
Qué deberías hacer para reducir la presión en la rueda
Por lo general, la acción más correcta en esa situación es desplazar el carro de la mayor a sotavento.
Al ir abriendo carro de la mayor, el barco se irá adrizando, reduciendo la escora, y, notaremos menos presión en la rueda.
Evidentemente, si el barco no dispone de carro de mayor, la acción tendrá que ser largar escota de mayor. Largando escota, el efecto deseado costará más en obtenerse, por lo que habrá que largar bastante escota; en cambio, con un poco desplazamiento del carro, ya tendremos el efecto deseado.
De esta forma se consigue que la vela mayor sea menos eficiente al viento, descargando la presión en la vela. Esto es debido a que al largar la escota de la mayor, desde una posición que teníamos la vela a rumbo, se aproa más al viento, se pierde flujo laminar y fuerza de avance.
Ahora la intensidad de viento existente estará más acorde con la nueva superficie de vela eficiente existente.
De esta forma, volverás a tener control sobre el barco y podrás mantener sin estrés el rumbo, y, tu travesía será otra buena experiencia a disfrutar y recordar.
¿Naveguem?
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